sábado, 30 de octubre de 2010

Capitulo 4

 El capi 4 q subi en la pag antes q el apocalipsis llegara... asi q kmo antes les digo q todos los capitulos van a estar aqui primero, por cuestiones de seguridad. Al mismo tiempo q de todos los fanfics futuros... ya no kiero volver a ver todo mis archivos.
Dejen comentarios y muy pronto les tendre una sorprestia....! :) besos bye!
Capitulo 4: Una fiesta de arrepentimientos

Mi cabello estaba suelto, lucia unos vaqueros combinados con un top escotado color rojo cubierto por la casaca color negro. Me mire al espejo durante unos segundos como pensando si lo que estaba a punto de hacer no se convertiria mas tarde en el peor error de mi vida. Sabia lo que estaba en juego si iba a la fiesta, correria grave peligro de encontrarme con Damián, especialmente si este se hallaba bajo los efectos del alcohol. Suspire. La decisión ya habia sido tomada, no había vuelta atrás.
Salí fuera de casa y cogí el primer taxi que cruzo por la calle.
Le di la dirección que estaba en la tarjeta y en eso de cinco minutos ya me encontraba en una de las zonas mas exclusivas para celebrar fiestas, al principio crei que seria en un club o local, pero en realidad era una inmensa casa rodeada por chicos y chicas, la musica a todo volumen y los vasos de alcohol de un lado a otro.
Baje del taxi con sumo cuidado para dirigirme directamente hacia dentro de la casa, el ambiente infestado por el aroma de alcohol y seguramente de otra cosa más. Mis ojos de una forma inconciente comenzaron a buscarlo entre todos los chicos y chicas, la fiesta habia comenzado hace dos horas pero habia decidido ir mas tarde para no contar con el riesgo de ser la primera en llegar o que alguien me mirara de mala manera por ser una de las muchas desadaptas.
Dentro de la casa la pista de baile estaba lleno de personas, otras permanecian conversando sentados en sillones mientras que otros corrian hacia el baño con una mano en la boca. Una tipica fiesta de chicos americanos. No conocia a nadie, no tenia la menor idea de donde ir o donde ponerme. Decidi acercarme a la barra para poder aparentar ser una de las mas invitadas en la fiesta, algunas chicas estaban tan ebrias que su comportamiento era realmente sorprendente, un comportamiento que los chicos aprovechaban.
-¿Quieres algo?- me pregunto el barman.
-No muchas gracias.- le conteste cortartemente.
No me volvio a preguntar nada más. Observaba a las demas personas bailar mientras que otros hacian el ridiculo, no habia señales de Damián hasta el momento, cosa que realmente me sorprendia. Podia ver a las amigas de Kelsi pero no a esta ni a su acompañante. Busque a los guardaespaldas de Damián por todos lados pero no había ni una señal de ellos, quizas Kelsi habia venido sola con sus amigas o las amigas de Kelsi habian venido sin ella. Y Damián no habia venido.
-¿Estas sola?
Gire para encontrarme con un chico, tendria mi edad, cabello rubio con cuerpo robusto, piel blanquecina y unos ojos inmensamente verdes, como los de un gato. En pocas palabras era una chico muy atractivo, algo en el me resulto familiar pero no tenia la menor idea de porque. Una sonrisa amigable surcaba en sus ojos, a diferencia de los demas no tenia indicios de estar ebrio.
-¿Se nota mucho?- volví la pregunta.
Rio durnate unos segundos.
-En realidad se nota que no eres la clase de chica que encuentras en esta clase de fiestas.
-¿Es un cumplido?
-Algo así.- hablo.
Nos miramos por unos segundos sonriendonos, el Dj realmente estaba haciendo un muy buen trabajo con la musica.
-¿Cual es tu nombre, linda?
-Melinda.- me apoye a la barra.- ¿Y el tuyo?
-Charles, pero puedes decirme Charlie.
-Como quieras. Y dime...¿Que haces acá?
-Un pariente fue invitado.
-¿Un pariente?- cuestione.
-Mi hermano mayor. Se puede decir que no me llevo muy bien con él pero... que mas da.
Hablamos de unas cosas a la ligera, comentando acerca del ambiente y del comportamiento de algunas personas, el tiempo que pasabamos hablando me di cuenta que teniamos varias cosas en común y él tenia una personalidad realmente encantadora. La mayoria de chicos guapos eran un patanes (Damián), pero el tenia algo diferente, algo honesto y desinteresado.
-¿Quieres bailar?- pregunto.
-Oh.- me aleje un poco.- Yo no se bailar, lo siento.
Me cogio de la mano en un gesto amigable pero con la fuerza necesaria para poder llevarme hacia la pista de baile.
-Todos sabemos bailar.- dijo en voz alta.- ¡Tu puedes!
Unos minutos despues ya me encontraba bailando tan bien como las personas que estaban a mi alrededor, Charlie bailaba a la perfeccion lo que me daba ganas de hacerlo mejor, una competencia ciertamente silenciosa pero amigable. Durante toda la canción no me importo si Damián estuviera o no, estaba pasando un gran tiempo con Charlie que en tan solo unos minutos se habia convertido en el unico amigo que tenia en la ciudad.
Cuando la segunda canción termino me pare un momento para volver a tomar aire, justo en ese moomento mis ojos se guiaron hacia uno de los lados de la pista de baile, lamente haberme girado. Unos ojos azabaches me miraban con cierta locura y molestia, Damián se hallaba con Kelsi ebria pegandose a su cuerpo como toda p... Pero el me miraba a mi. De lejos se podia notar su estado de ebriedad... ¿me habia estado mirando todo el tiempo?
Tan solo mirarle a los ojos me decia lo que me podia pasar si no salia rapidamente de su alcance.
-Tengo que irme.- le dije a Charlie con angustia.
-¿Sucede algo?- pregunto preocupado.
-Nada... esque.. tengo que ir al baño.
-Creo que esta en el segundo piso.- respondio dudoso.
-Ya vuelvo.
Sin decir nada más empece a escabullirme entre las personas para poder alcanzar las escaleras que me llevaria hasta el segundo piso. No tenia que voltearme para darme cuenta que mi cazador se hallaba tras mis pasos. La sensación sobre mi piel y el palpitar de mi corazón eran como un radar, un localizador en todos los aspectos. Yo conocia el sonido de sus pasos y el conocia el palpitar fuerte de mi corazón, incluso me daba la sensación de que podia oirlo sobre el barullo de las personas y de la musica. El sabia como identificarme.
El pasillo del segundo piso estaba plegado de personas que buscaban un poco de privacidad, la mayoria de los cuartos permanecia con llave pero alle finalmente uno ubicado en el fondo del pasillo. Abri la puerta del cuarto y entre cerrandola silenciosamente, me puse detras de uno de los muros con la luz apagada, se demoraria un buen rato estando borracho y con todas las personas por el segundo piso, eso me daria el tiempo suficiente como para pensar en algo. Saltar por la ventana no era una opcion en lo absoluto.
No se cuanto tiempo estuve ahi agasapada contra el muro. ¡Era mi merecido! ¡Mi maldita culpa! Yo no debia haber venido a esa fiesta, sabia cuales eran los riegos pero aun asi queria arriesgarme a encontrarme con la bestia. ¿Estaba tan necesitada? ¿Era una arrastrada? O quizas los comentarios de mi que muchas veces habia oido por los pasillos del instituto eran cierto: yo era la perra de Damián. Probablemente lo era.
Un sonido sordo por parte de la puerta me hizo dar un salto. Dos golpes y la puerta ya se encontraba abierta, el me habia hallado. Estaba perdida, megamente perdida en un pozo negro del peligro.
-¡melinda!- su voz era fuerte, ronca. demostrada su ebriedad.- ¡Melinda! ¡Maldita sea, se que estas aquí!
Estaba perdida. Los pasos fuertes contra el piso me indicaron que estaba acercando. Tenia miedo, mucho miedo. Finalmente aparecio a mi lado. Su mano agarro fuertemente mi brazo para estrellarme en un gesto brusco contra la pared, su respiracion sobre mi rostro.
-¿Te la estabas pasando bien con el imbecil de Charlie?
Yo no podia decir nada.
-Ese imbecil.- dijo con odio en la voz.- ¿Ah?!
-No es un imbecil.- fue lo que dije pero lamente haberlo dicho.
Sus labios apresaron los mios con una cerradura suiza. Las manos frias recorriendo mi cuerpo arrancandome la ropa, mi top muy pronto quedo rasgado dejando a la vista el sujetador negro que tenia puesto. Cada agarre era un golpe contra el duro muro, trataba de detenerlo pero no podia. Una electricidad y temor invadio mi cuerpo cuando senti su torso desnudo, sus manos sobre mis caderas atrayendome hacia donde se encontraba. Su erección era muy notoria.
Mi respiracion era entrecortada, sus besos eran mordidas, las caricias peñizcos y su mirada llena de odio. Sabia lo que iba a pasar.
El estaba ebrio, no abia razon que lo pudiera controlar, ni la suplica mas grande. El me iba a violar.
La idea hizo que rompiera en llanto, yo... yo... le queria. Pero no, la forma en que iba a perder lo unico valioso no me agradaba, ni aunque fuera el quien me lo arrebatara. Las lagrimas mojaron mis mejillas y los sollozos se hicieron demasiado audibles, me pregunte si la gente podia oir lo que estaba pasando dentro de la habitación... si lo hacian, no parecia importarles.
-¡Deja de llorar maldita sea!- dijo con voz rotunda.
En lugar de callamre me dio mas ganas de llorar.
Jalaba mis vaqueros hacia abajo pero antes de que pudiera bajarlo de completo una voz conocida para ambos se escucho por el pasillo del segundo piso. Una voz chillona.
-¡Damián! Guapo, ¿donde estas?
Era Kelsi. Pude ver como sus gestos se torcieron por unos de molestia y asco, se alejo de mi pero yo aun seguia contra el muro.
-La muy puta...- murmuro refiriendose a Kelsi.
Sin ni siquiera decirme o mirarme, se arreglo la ropa para salir de la habitación dando un portazo.
La casaca que estaba tirada en el suelo me la puse para poder cubrir el top que estaba roto en pocos pedazos, mi cabello se encontraba revuelto y en mi piel estaban las pruebas de lo violento que habia sido conmigo. Espere unos minutos para asegurarme que Damián y Kelsi se hubieran ido, abri la puerta y camine directamente hacia el primer piso.
No encontre a Charlie pero gracias a dios tampoco habian señales de Kelsi ni de él.
Salí fuera de la casa para tomar un taxi que me llevara a casa.
Al llegar me encerre en mi cuarto, las lagrimas se habian sejado sobre mi rostro pero aun asi mi cuerpo seguia temblando; como un frio que no se iba.
La puerta de mi habitación se abrio, era mi madre. Esta me observo de pies a cabeza, incluso estando con un par de copas encima pudo darse cuenta de como estaba.
-Hija.- su voz sono preocupada.- ¿Que paso?
-Nada.- menti.- No paso nada.
-Melinda... sabes que puedes confiar en mi.
-¡No paso nada!- grite.- Solo quiero estar sola.
Sin decirme nada salio de mi cuarto con un seco pero preocupado "buenas noches".

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